Nació en Montevideo el día 3 de septiembre de 1940 e inició su carrera como periodista publicando caricaturas políticas en el semanario "El Sol".
Fue también redactor jefe del semanario "Marcha" y director de diario "Época".
Es autor de diversos libros traducidos a más de veinte idiomas. Muchos de sus libros hablan en especial de latinoamericana y de la comunidad hispánica.
Galeano reproduce las violencias y torturas de forma sencilla y clara. Su poesía habla del pueblo y de sus historias de vida y lucha.
En sus primeros años,
Ana Fellini creía que sus padres habían muerto en un accidente.
Sus abuelos se lo dijeron.
Le dijeron que sus padres venían a buscarla cuando se cayó el avión que los traía.
A los once años, alguien le dijo que sus padres habían muerto peleando contra la dictadura militar argentina.
Nada preguntó, no dijo nada. Ella había sido niña parlanchina, pero desde entonces habló poco o nada.
A los diecisiete años, le costaba besar. Tenía una llaguita bajo la lengua.
A los dieciocho, le costaba comer. La llaga era cada vez más honda.
A los diecinueve, la operaron.
A los veinte, murió.
El médico dijo que la mató un cáncer a la boca.
Los abuelos dijeron que la mató la verdad.
La bruja del barrio dijo que murió porque no gritó.
En 1973, Chile era un país prisionero de la dictadura militar,
y el Estadio Nacional se había convertido en campo de concentración y en cámara de torturas.
La selección chilena iba a disputar, contra la Unión Soviética,
un partido decisivo para clasificar a la Copa del Mundo.
La dictadura de Pinochet decidió que el partido debía disputarse en el Estadio Nacional, sí o sí.
Los presos que el estadio encerraba fueron trasladados de apuro y las máximas autoridades del fútbol mundial inspeccionaron la cancha, césped impecable, y dieron su bendición.
La selección soviética se negó a jugar.
Asistieron dieciocho mil entusiastas, que pagaron entrada y ovacionaron el gol que Francisco Valdés metió en el arco vacío.
La selección chilena jugó contra nadie.