18 poemas, 6 países, 10 poetas cuentan los hechos que no pueden caer en el olvido.
Hechos tan horribles que al leerlos con detalles se nos aterroriza el alma, pero que no pueden caer en el olvido.
Momentos de una violencia inimaginable que no pueden caer en el olvido.
Vidas destrozadas que no pueden caer en el olvido.
Cuerpos aniquilados que no pueden caer en el olvido.
Nada acá puede caer en el olvido.
Ni siquiera el propio olvido.
Las marcas dejadas por violencias oligárquicas, por interés económicos, por detención de poder, son las marcas de generaciones, marcas de cuerpo y alma, marcas inolvidables para los que sufrieron estos momentos.
En esta antología se sentirán, las marcas personales de quién la organizó, marcas de una historia de familia, marcas de la historia de mis ancestrales, marcas de mis hermanos olvidados, de mis compañeros, marcas en sus cuerpos y en mi mente marcadas.
Inicialmente están presentes aquí los poetas Chilenos para introducir no solamente la historia de mi familia, sino que también las voces de grandes poetas que tuvieron experiencias próximas con esos momentos.
En este primer grupo está el poeta y cantautor Víctor Jara que sufrió una de las torturas más horrendas ocasionadas en la dictadura militar chilena. En su poesía "Somos cinco mil", Víctor retrata los momentos pasados por más de cinco mil personas arrestadas en el estadio nacional de Chile, poesía esa escrita, copiada y entregue a compañeros en la esperanza de que pudiese salir en el sapato de unos de ellos, poco antes de que fuera torturado y muerto. Opté por esa poesía por cómo fue escrita y como llegó al conocimiento del mundo.
En seguida están las poesías de Pablo Neruda que retratan la Dictadura de Franco. "Los enemigos" es una poesia de suplica, de sed de Justicia.
Aún en el primer grupo está Osvaldo Ulloa con quatro poemas de siglos de tortura, del espanto, de la tortura como forma de apartar y de como una persona nunca vuelve a ser la mísma después de ser torturada.
Por último uno de los poetas más importantes de la generación de sesenta, Gonzalo Milán con el poema "Pasan Carrozas".
En la segunda parte de la antología están las poesías de Antonio Machado (España), Claribel Alegría (Nicaragua) y Otto René Castillo (Guatemala). Están organizadas de esa manera por hablaren de la muerte y sus sensaciones, de la pérdida de un amigo, de las muertes diarias y de las muertes anunciadas.
En ese grupo se destaca la poesía "Viudo del mundo" de Castillo, poeta que desde muy temprano estuvo envuelto en la militancia política y por esa razón fue perseguido y muerto. Su muerte fue terrible y ya lo presentía cuando escribió ese poema. Lo mutilaron, torturaron y quemaron vivo junto a su compañera Nora.
En la última parte están los poetas de Uruguay, Mario Benedetti y Eduardo Galeano, importantes nombres de la literatura mundial, poetas que siempre han tratado de las cuestiones sociales, así como Juan Gelman (Argentina) que tiene en su historia las marcas de la dictadura por haber perdido a su hijo y su nuera y por muchos años su nieta, que había sido raptada después de la muerte de sus padres. Los poetas de Argentina y Uruguay están juntos en esa última parte por su proximidad territorial así como por su historia.